Aunque el frío de aquella madrugada caraqueña calaba en los huesos, José Largadera sudaba sin control, los nervios lo traicionaban.
No atinaba a acelerar su Corsa cuatro puertas para llegar más rápido a su casa o hasta algún módulo policial. Tres motorizados -seis hombres en total- lo perseguían por la autopista Francisco Fajardo, justo a la altura de Macaracuay.
Eran las 3:05 de la mañana y el hombre no podía formular una estrategia que lo sacara de aquel apuro. Los seis hombres, todos sobre motos chinas, lo alcanzaron. Dos se colocaron a cada lado del auto, y el tercero le servía de custodia. Justo en ese momento, los parrilleros sacaron sus armas de fuego y comenzaron a gritarle que se detuviera: "¡Esto es un asalto! O te paras o te mueres. Tú decides".
José, asustado, decidió cumplir la orden. Los parrilleros de las tres motos se bajaron e increparon a José. "Me ordenaron que me bajara del carro y lo hice. Me revisaron completito, me quitaron la cartera y los celulares y, por supuesto, se llevaron mi Corsa. Claro, no sin apuntarme directo a la sien para obligarme a revelar donde estaba el dispositivo satelital y así desconectarlo".
A José lo alcanzaron en la entrada de Macaracuay y allí lo dejaron. Tuvo que caminar hasta su casa. Allí esperó a que amaneciera y fue hasta Quinta Crespo, a la Dirección Nacional de Investigaciones de Vehículos del Cicpc, a colocar la denuncia.
Esa noche de abril, José se convertía en la víctima número 898 de robo de autos.
De acuerdo a las estadísticas que maneja esa dependencia policial, ese fue el número de denuncias que desde enero de 2007 hasta el 30 de abril se recibieron por ese delito. Todos en Caracas.
El número actualizado no fue proporcionado, pues la data de mayo y la de junio, según la fuente policial, no ha sido procesada. Pero se estima, extraoficialmente, que pase la frontera de los mil carros robados.
El anterior relato pueden leerlo completo en el reconocido diario El Universal (12/06/2007), siendo la autora del mismo María Isoliett Iglesias.
Ahora bien, vamos a formular la siguiente pregunta: ¿Hasta cuando soportaremos esto?
Es evidente que todo forma parte de un plan, con un origen POLÍTICO...
Todo esto ya ha sido denunciado en anteriores publicaciones realizadas precisamente en El Pepito de Los Palotes.
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