
Y lo hago porque además de confesar que simpatizo con la candidatura, me llamó la atención la cantidad de comentarios positivos que distintas personas me formularon. Sobre todo, porque en ellos vi algo que la gente no expresaba desde hacía tiempo: Esperanza.
Para mí, más allá de si puede ganar, Er Conde representa la oportunidad de ejercer un voto protesta.
Protesta contra una oposición egoísta, sin ideas y mucho menos coraje, que está desesperada por llegar al poder.
Pero que no parece querer hacerlo por el bien del país, sino por intereses particulares, mezquinos.
Una oposición que se ha valido de los petroleros, empleados públicos, sindicalistas, maestros y pare usted de contar sólo para salir de Chávez, sin sacrificarse jamás y menos aún, servir de muro de contención para proteger el trabajo y derechos elementales de los ciudadanos.
Una oposición llena de figuradores entre quienes sobran los candidatos a candidatos, aunque la mayoría de ellos no tienen garantizado el voto de sus propios familiares.
Pero Er Conde también es una opción para protestar contra Hugo Chávez, no sólo por la calidad de su Gobierno. Rausseo es la antítesis de lo que el Presidente encarna. Es risa frente a lágrimas, alegría versus rabia.
Es un mensaje que incluye y no separa, que tolera y no discrimina. Es un hombre que piensa en la vida y no en la muerte, que persigue sembrar amistad y no enemigos. Es un pobre que aprendió a ser rico, sin dejar de ser humilde. Es ejemplo de superación en base a construir sin destruir. Es alguien que se ríe de la adversidad en lugar de quejarse por la buena fortuna. Que habla de paz y no de guerra. Alguien que le sacó la lengua a la muerte en lugar de sacársela a la vida. Es, en definitiva, lo contrario al Presidente.
Yo no sé si Er Conde ganará, es más, no me importa si lo hace. Para mí logró de entrada dos milagros. Uno, que la gente dejara de preocuparse tanto por la honestidad del CNE, y el otro, que volviera la sonrisa a nuestras caras.
Con el primero podría bajar la abstención.
Con el segundo, nace la posibilidad de un nuevo Gobierno.
El gran pecado de la oposición ha sido su falta de propuestas. El gran desastre de este Gobierno es su complejo vengador. Ambos apuestan al “quítate tú para ponerme yo”.
La gran víctima ha sido la gente, desde el que quiere un pasaporte hasta el que le niegan un empleo por su forma de pensar.
Por eso yo protesto y boto piedra y si Er Conde sigue, en diciembre voy a votar. Y no me importa si Rausseo gana, ni si mi voto es el único que saca. Voy a votar muerto ‘e risa en protesta contra todos, los de antes y los de ahora.
Por ahora, lo que menos me preocupa es si Er Conde sabrá ser Presidente. Al menos viene de abajo y eso garantiza que no olvidará lo que es el hambre. Al menos estudió y eso garantiza que tiene vocación de esfuerzo. Al menos calza alpargatas por gusto y eso garantiza que se convirtió en hombre de éxito. Al menos es comediante y eso garantiza que podremos reírnos de él si fracasa, en lugar de llorar de lamento. Al menos construyó Musipán en lugar de destruir Venezuela, donde ya ni pavimento queda.
Gana o pierda no me importa. Sólo espero que comience la campaña para ir de primer chicharrón a un mitin, con la esperanza de reír a carcajadas. Y es que como reza el refrán: al mal tiempo buena cara, aunque sea fea.
- Texto original de José Vicente Antonetti, 01 Agosto 2006.
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