
Cuando se produjo la Revolución Rusa, el escritor argentino Jorge Luis Borges ''se llenó de alegría, pues pensó que iba a comenzar realmente una forma de gobierno que ayudaría al pueblo oprimido, pero se dio cuenta de que en realidad quienes hicieron esa revolución envidiaban a los zares y querían ese lugar, o sea que la historia era la misma con otro traje", afirmó María Kodama durante el Coloquio Internacional In memoriam Jorge Luis Borges, organizado por El Colegio de México (Colmex).
Al concluir la disertación del investigador de la Universidad de Iowa, Daniel Balderston, quien presentó la ponencia La revolución anhelada: Borges bolchevique, la viuda del autor de El libro de arena, señaló que el escepticismo del poeta hacia la política y los movimientos revolucionarios de principios del siglo XX se debieron a la misma idea: ''que en el fondo eran tipos de gobierno y personas que trataban de aplastar todo lo que fuera individual o crecimiento personal, lo que buscaban era sólo el poder."
Puntualizó que Borges fue cambiando de ideología, ''porque él era, esencialmente, como él decía, un ser individualista y libre. Para él, el bien supremo era la ética y la libertad responsable, todo lo que se pasara de eso no le correspondía.
''Lo maravilloso de Borges es justamente de qué manera se exterioriza y se demuestra esa ética. El cambió, a lo largo de su vida, cientos de veces de ideas, pero jamás medró con ellas".
Autora de lo escrito anteriormente: MONICA MATEOS-VEGA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario