Mucha gente que hoy tiene fortuna recuerda los sacrificios con que su madre los crió y llevo adelante, incluso con la participación de los hermanos o hermanas mayores que a temprana edad se ponían a trabajar para contribuir con su madre en la economía familiar y poder ayudar a que los hermanos menores pudieran estudiar. Así se graduaron muchos venezolanos que han tenido éxito profesional.
Nuestro país es fundamentalmente de formación matriarcal, la mayoría de los venezolanos se han criado alejados de su padre natural y esa noble mujer que ha salido adelante con sus muchachos no ha tenido paz ni descanso, por ello la frase popular de que "A ésta no se le muere el muchacho en los brazos".
La mujer es más fuerte que débil y merece un mayor reconocimiento por su misión de hija, hermana, esposa y madre, ya que en cada una de esas condiciones cumple cabalmente su papel. Como hija siempre está pendiente de sus padres, como hermana pendiente de sus hermanos menores y varones, como esposa de su marido, hijos y padres y como madre de todos al mismo tiempo.
Si de verdad el ser humano valorara la condición de las mujeres en el mundo pero sobre todo en países de tercer mundo como en el que vivimos, y sobre todo con un marcado machismo e irresponsabilidad paternal, tendría que concluir que Dios la hizo con la costilla del hombre pero con un barro diferente, de más aguante, entrega y dedicación.
Nuestro país ha sido forjado con vientres de primera, con cariño y coraje, con arrojo y disciplina, con amor y carácter, con desvelos y aventuras, pero todo y cada uno de estos actos se han podido hacer porque a pesar de los infortunios y las desesperanzas que las vicisitudes de la vida producen, nuestras mujeres han sabido ser unas madres todo terreno o lo que es lo mismo madres 4x4.
En ocasión de estar cerca el Día de la Madre, quiero a través de estas líneas dejar un testimonio diferente pero real a todas las madres, pero sobre todo a ese universo de madres solitarias a las que a veces sus hijos no les ven el sacrificio que hacen para proveerles un mejor vivir y a las que hoy la espiral social en que vivimos les arrebata el mayor de sus esfuerzos. A esas madres venezolanas vayan mi reconocimiento y admiración.
- Texto original de Miguel Antonio Parra Giménez.
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